EN AGOSTO NOS VEMOS
"Había repetido este viaje cada 16 de agosto a la misma hora, con el mismo taxi y la misma florista, bajo el sol ardiente de aquel cementerio indigente, para depositar un ramo de gladiolos frescos sobre la tumba de su madre".
¿Es una obra maestra perdida? No. ¿Es una parodia que nunca debería haber visto la luz? Tampoco.
La publicación de una obra póstuma de un autor querido siempre va a ser un ejercicio tenso, más aún cuando el autor en cuestión está ampliamente considerado como uno de los mejores del siglo XX. El bombo publicitario previo a la publicación se ve contrarrestado por una falsa indignación por "traicionar" los deseos del autor.
Gabriel García Márquez no pensaba que "En agosto nos vemos" estuviera listo para ser publicado, pero no es en absoluto "tosco" o incompleto. Según las notas explicativas, se trata del quinto borrador. Puede que no estuviera perfectamente pulido al más alto nivel del autor, y hay indicios de que estaba pensado como parte de un todo más amplio -un ciclo de novelas-, pero funciona perfectamente como historia independiente y no es una obra tan inferior.
Dicho esto, si no ha leído antes a García Márquez, no empiece por aquí. En agosto nos vemos no es característico de su famoso estilo, no contiene realismo mágico (aunque se podría argumentar que el final del libro contiene el más mínimo indicio) ni florituras de prosa barroca. El estilo es sobrio y recortado, la historia sencilla y repetitiva, como una pieza musical. El efecto general es de un encanto y una elegancia anticuados mezclados con chabacanería, como trajes de noche perfumados con sudor y alcohol. Es una obra muy corta (a pesar de que en la portada se dice "novela"), apenas roza las 100 páginas, y eso con letra grande y amplios márgenes. Recuerdo cuando leí Cien años de soledad y un interruptor se encendió en mi cerebro: ¿los libros pueden ser así? Fue como pasar a otro nivel de experiencia lectora. En agosto nos vemos no es probable que tenga ese efecto en nadie (¡qué listón tan increíblemente alto!) Se siente como lo que es: una obra menor de un maestro... y extrañamente lo que no es: un oscuro clásico del siglo XX.
"El silencio después del grito permaneció vitrificado por varios días en el aire de la casa". Es interesante notar como hay varios matices dentro de la novela, en donde se encuentran esos espacios de lucidez entre el García Márquez escritor de Cien años de soledad. y ese otro que escribió incluso ante la "lucha" contra la demencia, contra la misma edad mientras se perdía a sí mismo.
"Cuando un autor está perdiendo la memoria, cuando está perdiéndose a sí mismo ¿Dónde queda su estilo?" - Carolina Sanín.
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