En muchas ciudades colombianas, y en Medellín en particular, muchos residentes han vivido, y viven atezados. Esto es sentido por todos los habitantes de la ciudad. El homicidio es particularmente alto entre jóvenes de los barrios marginales que tienen bajos ingresos, falta de propósitos en la vida y que se sienten excluidos de la sociedad. Estos jóvenes también han sido temidos por el resto de la sociedad, lo que ha hecho que políticas públicas de mano dura, que frecuentemente violan derechos humanos fundamentales, hayan tenido amplio apoyo.
Como sucede con los problemas complejos, este libro resalta la necesidad de involucrar a todos los actores y de promover empatía mutua, es decir el reconocimiento de la humanidad común de los actores.