Cuando los primeros hombres osaron abandonar las cuevas, a buen seguro construyeron estructuras de madera en las que guarecerse. De este modo, el recurso arquitectónico renovable por excelencia es también el más antiguo, que destaca por cómo evoca la armonía que reinaba antaño entre los seres humanos y el entorno.
La madera, material al que durante un tiempo le ganaron terreno el acero, el hormigón y el vidrio, está viviendo un estimulante renacer. Gracias al diseño computerizado y a las nuevas técnicas de fabricación, este primigenio material de construcción se ha redescubierto y reinventado, y adopta la forma de asombrosas figuras geométricas, agradables refugios e interiores luminosos y diáfanos.