JUEGOS PATRIOTAS

Por: Alejandro Rubiano. 

 

El parque que me gusta para sentarme a leer, tiene unas mesas desde las que los padres pueden mirar a sus hijos jugar. Y yo no sé si son muy inteligentes o el cinismo es un valor, pero a esto es lo que juegan ahora, a las 11 de la mañana, 209 años y un día después, el 21 de julio:

Míralos, andan obsesionados. Se la pasan jugando así ahora. Dijo la madre de alguno de los comandantes.

 

Comandante, la zona está despejada.

¿Qué hicieron con el enemigo?

Abatido. Eliminado. Ya no existe.

Muy bien comandante, sigamos adelante. Comuníqueme con el Presidente.

Ya mismo. Comandante, comunicación con la casa del Presidente, marrr.

Presidente buenas tardes, le habla el General Vélez, para comunicarle la novedad que hemos barrido (se ríe) con todos los guerrilleros, salieron corriendo como unas nenitas.

Muy bien mijito, así es que es. Así vamos a salvar a Colombia. Sus esfuerzos serán recompensados.

Es un honor mi presidente.

El grupo avanzaba por un tramo plano despejado, como un rectángulo, y con excepción de algunos obstáculos de hierro abandonados que dividían el área por la mitad en su longitud, los lados dejaban a la tropa al descubierto. Es en estos momentos de paz en los que los nervios se hacen trizas, cada uno en su interior está pidiendo a gritos que suene la ráfaga que les devuelva la intranquilidad y permita que toda la adrenalina se descargue.

¿Alguien sabe por dónde anda el ejercito?

Mi comandante, parece que están atrapados a muchos kilómetros de aquí, rodeados.

Tenemos que ir a salvarlos. Todo el país nos necesita.

Silencio.

Todos toman posiciones, alertas, cada uno cubre el lado para donde siente que viene la amenaza. Tres de los cinco, hacia la derecha, porque son diestros, al darse cuenta se acomodan más profesionalmente.

¿Si escuchan?

¿Qué escucha usted comandante?

¿No escuchan?

Todos guardan silencio, afirmando con la cabeza.

De repente suenan metralletas y todos abren fuego pesado, las armas grandes parece que no se descargan, alguno saca una bazuca de su espalda, la dispara y todos envalentonados, siguen hacia delante. Logran ascender a una torre de observación que por suerte está ahí, todos caben con sus armas y parece que, inclusive estando todos en el mismo punto, los enemigos no logran acabar con ellos. Silencio de nuevo. Un perro llega hasta su guarida y orina.

Lo hemos logrado otra vez muchachos, exterminamos este pueblo lleno de guerrilleros.

Estamos construyendo patria.

Hay que ir a donde el Presidente.

Recuerden que nadie puede saber, debemos llegar por la puerta de atrás.

Sí, tomemos el helicóptero.

Se abren los brazos de cada uno y funcionan como hélices. Debajo de un árbol hay una banca, y sobre ella este caudillito.

Sáquese las manos de los bolsillos comandante.

Disculpe presidente.

¿Cómo me le fue en la batalla?.

Muy bien presidente, sacamos corriendo a esa gente y cuando volvieron a atacarnos, los explotamos a todos.

Excelente, Comandante. ¿Dónde está el general del ejército para que diga que ellos fueron los que lo hicieron?

Ya lo vamos a llamar.

Llámelo de aquí, que nadie los va a escuchar. Ya sabe que si necesitan interceptar a algún enemigo, con mucho gusto se lo hacemos.

Gracias, presidente.

______

¿Quién quiere ser el presidente que yo elijo?

¿Podemos hacer que yo hago lo que tú dices y le ganamos a la guerrilla y salvamos al país y quedamos como presidentes para el resto de la historia?

No.

Entonces no quiero, porque después tenemos que pelear y dividirnos, ¿y quién va a apoyar a quién? Si yo soy presidente II y Carlitos y Salvazzione dejan de ser comandantes y toca meterlos a la cárcel, no queda más del juego.

Pero así es que pasó.

Pero es un juego.

Bueno, entonces sigamos jugando en la parte en la que usamos a los pobres para decir que estamos acabando con la guerrilla.

Listo, bajemos al depósito de la basura y allá comenzamos.

______

Mi general, reportando aquí estos muchachos que parece que no están haciendo nada, son perfectos para nuestro plan secreto.  Estaban sentados al lado del basurero, se ven como si fueran de la calle o muy pobres, como habíamos dicho que se tienen que ver, son perfectos.

Excelente soldado, ya sabe qué debe hacer con ellos.

Estos jóvenes aparentemente están en sus rodillas, por lo que nos imaginamos, con las manos amarradas en el frente. El sentido que a todos nos acompaña para descifrar situaciones de peligro y estar alerta en las que parecen serlo, se activa en uno de los 23 muchachos que este soldado, él solo, ha engañado y sometido, logrando poner a cada uno a su merced, y con el ímpetu del que quiere sobrevivir, se lanza sobre el soldado y lo tira al piso, en una fracción de segundo todos los que están arrodillados digieren lo que está pasando, e inmediatamente reaccionan con la misma intención, los que están más cerca del general de cien soles se encuentran con la punta del cañón de una pistola y se contienen, los que vienen más atrás alcanzan a empujarlos porque aún no han visto el arma y al hacerlo también reculan.

Ahora el soldado se logra liberar de su atacante, se pone de pie y también saca el arma que tiene en la cintura.

Los 23, todos de píe se mueven como hienas y tratan de rodear a los dos militares, pero estos, guapos probados que son disparan cerca de los que están ampliando el grupo y hacen saber que no van a tolerar que se muevan más.

Al que no se arrodille ya mismo, lo mato.

44 rodillas al piso.

El sonido de un tiro (PUF)

Uno sale corriendo. Suena un tiro. Varios salen corriendo y suenan varios tiros. Ahora suenan muchos tiros y todo lo que se podía y quería mover, se queda quieto.

Soldado, llame a la tropa que venga y ayude a ponerle los uniformes y las botas, toca pegarle otros tiros para que los uniformes se rompan y parezca un combate de verdad.

Claro mi general, el presidente se va a poner muy contento y le van a dar otro sol.

_______

¿Tú de verdad crees que pasó así?

Hay gente que dice que sí, hay gente que dice que no así. Pero yo creo que si el busilis del asunto es el cómo sucedió realmente. Lo más importante sería entonces saber que fue lo que sí pasó y, que mientras no estemos de acuerdo y tengamos una verdad en lo horrible e inhumano, ni una condena social a esas herramientas ilegítimas, no vamos a tener “reglas” ni límites morales para no repetirlo.

¿Y tú crees que no queremos repetirlo? Como país, me refiero… Fíjate que la defensa a esto es que se recuperó el país, inclusive acabando con un poco de él, ¿si sabes lo que digo?.

Sí, es cierto. Es un país que dice una cosa y también dice la otra, nos hemos plantado y echado raíces en el oportunismo. De todas formas, lo que soy yo, cuando crezca, no me gustaría saber que la vida, o mejor, la muerte, es también una oportunidad.

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